Cuando elegimos el camino de la formación docente nos imaginamos con ansiedad el momento del encuentro en el aula. Instante atravesado por múltiples sensaciones que llegan imperiosamente a nuestra memoria, con el único deseo que supimos construir en la formación: el de sostener el compromiso con la educación. Aydeé es presente en nuestros días porque nos reclama este desafío, el de la construcción de una sociedad justa, libre, sin discriminación y sin violencia de género. Hoy recordamos el deber de continuar luchando por una educación igualitaria, inclusiva, esperanzadora y liberadora, creadora de nuevas matrices que fortalezcan a sujetos creativos y reflexivos frente a las desigualdades sociales y sexistas.
Porque “Aydeé quería ser maestra”, hoy nos encontramos desde su mirada, la que nos une como parte de este entretejido que nos identifica como seres edificadores de sueños, proyectos y presentes. A un año de su femicidio, hoy nos convocamos para pensarla y vivirla como compañera que nos exige constancia, trabajo y responsabilidad en nuestra tarea de formación docente. Aydeé siempre presente en nuestras vidas.
Aydeé siempre presente en nuestros corazones.
Estudiantes y docentes del Nivel Superior de la ENSAG